El pasado miércoles (26), la Cámara de Diputados de Brasil retomó el debate sobre soluciones para el tratamiento oncológico en el país, con un enfoque en la mejora de la atención a través del Sistema Único de Salud (SUS). Durante la audiencia pública, surgió una propuesta inesperada que ganó fuerza: utilizar los Bitcoins incautados por el gobierno como fuente de financiamiento para la oncología.
La iniciativa fue presentada por la diputada federal Flávia Morais (PDT-GO), quien propuso la creación de una partida específica en el presupuesto del Ministerio de Salud para destinar los recursos obtenidos de la venta de criptomonedas incautadas. Según ella, esta medida permitiría inyectar «dinero nuevo» en la lucha contra el cáncer sin depender exclusivamente de fuentes tradicionales de financiación.
«Tenemos algunas propuestas de gran relevancia en relación con el financiamiento de la oncología», afirmó la diputada.
Morais destacó que el proyecto que involucra los Bitcoins incautados podría garantizar recursos claros y específicos para el tratamiento oncológico, fortaleciendo la red pública de salud.
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Bitcoins incautados para el sistema de salud pública universal
Actualmente, Brasil no cuenta con una legislación específica sobre el destino de las criptomonedas incautadas en operaciones policiales o procesos judiciales. En la práctica, las autoridades suelen convertir estos activos en moneda fiduciaria lo antes posible, especialmente en casos de fraude financiero.
Sin embargo, hay varias propuestas en discusión en el Congreso. Una de ellas defiende la creación de una reserva nacional de Bitcoin con las criptomonedas incautadas. Otra iniciativa, más alineada con la propuesta de la diputada Flávia Morais, propone la venta inmediata de estos activos y la transferencia de los fondos al sistema de salud pública.
La audiencia, bajo el tema “Medicina de Precisión: tecnología para la política oncológica en Brasil”, contó con la participación de especialistas del Ministerio de Salud. Todos coincidieron en que la financiación sigue siendo uno de los mayores desafíos en la oncología del país.
Representantes de entidades como el Instituto Nacional del Cáncer (INCA), la Sociedad Brasileña de Oncología Clínica y la Federación de Apoyo a la Salud Mamaria participaron activamente en las discusiones, reforzando la necesidad de nuevas fuentes de recursos.