Tanto Argentina como Colombia están intentando sostener su economía y la confianza de los mercados contrayendo cada vez más deuda.
Colombia lanzó su primera emisión de eurobonos en casi una década por EUR 4.100 millones, con vencimientos en 2028, 2032 y 2036, apostando a diversificar su exposición y alejarse del dólar.
En simultáneo, Argentina busca renovar casi la mitad de los ARS 16,3 billones que vencen este mes, incluidos bonos atados al dólar, para frenar la fuga de capitales y evitar un shock inflacionario, además del golpe mayor al peso tras el revés electoral de Javier Milei en Buenos Aires.
¿Cómo afecta a los inversores el exceso de deuda?
La adquisición de mayor deuda por parte de estos países, seguido de gobiernos con restricciones fiscales, monedas presionadas y necesidad de financiamiento externo en un contexto de inflación persistente, empuja a muchos ciudadanos y empresas en la región a refugiarse en criptomonedas.
Bitcoin y stablecoins -sobre todo las vinculadas al dólar estadounidense- funcionan como instrumentos paralelos para resguardar valor, enviar remesas o esquivar la volatilidad local; y son las más elegidas por los ciudadanos de ambos países.
En Colombia ya hay proyectos piloto con monedas estables respaldadas en euros y dólares. En el caso de Argentina, las «cripto» son un canal de ahorro masivo frente al cepo cambiario y la creciente devaluación de su moneda fiat.
Desde el punto de vista geopolítico, Donald Trump endureció su discurso hacia Nicolás Maduro en Venezuela, por lo que la región vive un momento de recomposición en donde será beneficioso para uno u otro. Estas tensiones podrían afectar flujos financieros y acelerar la dolarización informal o el uso de monedas digitales privadas.
Tras dicha coyuntura, Bitcoin y las stablecoins emergen como un contrapeso que trasciende fronteras y partidos políticos, brindando una alternativa descentralizada frente a las gestiones deficientes de la política y la inflación crónica.