Japón ha iniciado un debate sin precedentes sobre la posibilidad de incorporar Bitcoin a sus reservas nacionales, marcando así un nuevo capítulo en el uso de criptomonedas por parte de grandes potencias económicas. La propuesta surgió del parlamentario Satoshi Hamada, quien planteó el tema durante una reunión con Samson Mow, CEO de JAN3 y especialista en la adopción estatal de Bitcoin.
Hamada, miembro de la Cámara de Consejeros, propuso en diciembre de 2024 analizar a Bitcoin como un posible activo de reserva. Desde entonces, ha buscado sumar apoyos políticos con el objetivo de revisar la estructura financiera de Japón, actualmente basada en oro y divisas extranjeras como el dólar estadounidense y el euro.
El encuentro con Mow fortaleció la viabilidad de la iniciativa. El ejecutivo, que participó en la implementación de Bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador, presentó los marcos técnicos y regulatorios necesarios para una adopción segura a nivel nacional. Japón, con su avanzada infraestructura tecnológica, estaría bien posicionado para liderar este proceso.
Bitcoin como blindaje y símbolo de innovación
Adoptar Bitcoin como reserva estratégica podría proteger a Japón frente a la volatilidad de las divisas internacionales. Además, reforzaría su imagen global como país innovador en tecnologías emergentes. Según analistas, la medida también funcionaría como una cobertura frente a políticas monetarias inflacionarias de otras economías, al diversificar los activos del Banco de Japón.
Sin embargo, los retos no son menores. La propuesta de Hamada debe superar múltiples barreras regulatorias, definir métodos seguros de custodia y obtener respaldo político y social. Expertos advierten que, tratándose de un país del G7, el proceso requeriría una rigurosa estrategia de gobernanza y ciberseguridad.
Si Japón avanzara con esta idea, sería el mayor respaldo a Bitcoin por parte de una economía desarrollada. Asimismo, podría abrir la puerta para que otros países evalúen activos digitales como parte de sus políticas monetarias.
Aunque la propuesta aún se encuentra en una fase inicial, su mera existencia ya tiene repercusiones globales. La iniciativa japonesa puede acelerar una reconfiguración del sistema financiero internacional, especialmente entre los países que buscan reducir su dependencia del dólar.
Las siguientes etapas incluyen estudios técnicos y una consulta pública. Hamada aseguró que el proceso será transparente y participativo, con un enfoque centrado en fortalecer la estabilidad financiera y la soberanía económica a largo plazo.