El Salvador inició la implementación de su nueva Ley de Fomento a la Inteligencia Artificial y Tecnologías el pasado 2 de septiembre, consolidándose como uno de los primeros países del mundo en contar con un marco legal específico para la inteligencia artificial (IA).
Con ello, el país busca atraer desarrolladores, emprendedores e inversionistas mediante un enfoque pro innovación que lo diferencia de regulaciones más restrictivas en otras latitudes.
Esta ley estará bajo el resguardo de la Agencia Nacional de Inteligencia Artificial (ANIA), un modelo de ventanilla única que pretende agilizar procesos y eliminar trabas burocráticas.
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¿Qué posibilidades ofrece la nueva ley?
La ley de Fomento ofrece garantías sólidas a la propiedad intelectual, protege la investigación y el desarrollo en entornos de pruebas controlados y limita la responsabilidad por consecuencias no previstas, siempre que se actúe con criterios de seguridad y ética.
En contraste con marcos regulatorios que restringen proyectos de alto riesgo, la ley abre espacio para experimentar y escalar ideas sin temor a sanciones desproporcionadas.
Por otra parte, también establece incentivos para impulsar la creación de laboratorios, centros de investigación y alianzas público-privadas, con la expectativa de que la IA pueda integrarse en áreas como salud, educación y transporte. Esto no solo busca optimizar la eficiencia de los servicios públicos, sino también generar empleos, incrementar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida.
Esta ley también busca atraer a los inversionistas con un marco regulatorio claro, mecanismos flexibles de cumplimiento como la autocertificación o programas de pruebas supervisadas. Estas alternativas facilitan el trabajo de emprendedores y empresas sin encarecer costos de operación.
El fin último del gobierno salvadoreño
Para ANIA, El Salvador plantea un modelo simplificado y favorable a los negocios, al tiempo que se alinea con estándares internacionales, sin ser tan punitorio ni restrictivo como otros marcos regulatorios, como el europeo, por ejemplo.
Asimismo, el Gobierno salvadoreño considera que este paso consolida su intención de convertir al país en un centro de innovación tecnológica y un banco de pruebas para la IA, capaz de atraer tanto a empresas emergentes como a corporaciones globales.
«El Salvador no solo está abrazando el futuro, lo está construyendo», reiteró la ANIA, subrayando que la legislación combina principios de transparencia, equidad y sostenibilidad, convirtiendo al país en una alternativa competitiva dentro del ecosistema global de la inteligencia artificial.