En un paso histórico para el mercado financiero global, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha reconocido oficialmente el Bitcoin como un activo de reserva. El anuncio se realizó el pasado 20 de marzo con la publicación de la nueva edición de su manual de estadísticas económicas internacionales, el Balance of Payments Manual (BPM7).
Con esta nueva directriz, el FMI clasifica el Bitcoin y otras criptomonedas similares como “activos no producidos no financieros”. Es decir, el FMI les otorga el mismo estatus estadístico que a los recursos naturales como la tierra, el agua, los bosques y los yacimientos minerales, que no son creados directamente por la economía, pero poseen valor económico.
Esta decisión marca un hito en la aceptación institucional de las criptomonedas, al incorporarlas oficialmente en los registros de cuentas de capital entre países. A partir de ahora, las transferencias internacionales de Bitcoin serán tratadas como adquisiciones o ventas de activos de capital, y estos datos se incluirán en las estadísticas globales al igual que cualquier otro activo de reserva.
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Implicaciones prácticas del reconocimiento del Bitcoin
Este reconocimiento también tiene importantes implicaciones prácticas. Según el manual del FMI, los criptoactivos como el Bitcoin, que no tienen un pasivo correspondiente, se considerarán activos de capital. En cambio, las stablecoins, al estar respaldadas por obligaciones financieras, serán clasificadas como instrumentos financieros tradicionales.
Además, el FMI ha hecho distinciones entre distintos tipos de tokens. Aquellos vinculados a plataformas, como Ethereum o Solana, podrán registrarse como participaciones societarias extranjeras si pertenecen a residentes de otros países. Esto acerca aún más al ecosistema cripto a las prácticas financieras convencionales.
Otro avance significativo es el reconocimiento de la minería y el staking como actividades económicas legítimas. Según la nueva normativa, estas operaciones se consideran servicios financieros, y sus ingresos —incluidas las recompensas de staking— se registrarán como rentas corrientes, de manera similar a los dividendos de las acciones.
Con esta actualización, el FMI integra el ecosistema cripto en el sistema estadístico internacional, consolidando al Bitcoin como un activo formalmente reconocido en las transacciones económicas globales. La medida refuerza la legitimidad de las criptomonedas y abre la puerta a una mayor adopción institucional y estatal en todo el mundo.