El uso de Bitcoin en El Salvador enfrenta un momento clave tras la reciente reforma de la Ley Bitcoin. Mientras el gobierno de Nayib Bukele mantiene su apuesta por la criptomoneda, la influencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) y los desafíos económicos generan incertidumbre en la comunidad bitcoiner local.
El 30 de enero, el Parlamento de El Salvador aprobó una reforma que elimina la obligatoriedad de aceptar Bitcoin como medio de pago. Esta medida, que allana el camino para un préstamo de 1.400 millones de dólares del FMI, fue respaldada por la mayoría oficialista en el Congreso. Para algunos analistas, esta decisión representa un ajuste pragmático ante la necesidad de financiamiento, mientras que para la comunidad cripto más purista, significa una traición a los principios de descentralización y libertad financiera.
La estrategia de Bukele con Bitcoin sigue en pie. A pesar de la reforma, el gobierno continúa acumulando BTC como reserva y promoviendo la criptomoneda como un activo de inversión. Sin embargo, la realidad económica plantea retos significativos: el crecimiento del PIB fue del 1,2% en 2024, uno de los más bajos de Centroamérica, mientras que la pobreza extrema aumentó en los últimos cuatro años.
Bitcoin y la comunidad local
La percepción sobre Bitcoin en El Salvador sigue divida. Aaron Murphy, un estadounidense que buscó en el país un «paraíso Bitcoin», compartió en redes sociales que algunos miembros de la comunidad cripto consideran irse tras la reforma. La adopción de la moneda digital sigue siendo baja: solo el 7,5% de la población la utilizó en 2024, y las remesas en criptomonedas cayeron un 5,6%.
El panel de discusión reciente, que reunió a expertos y entusiastas de Bitcoin, concluyó que eliminar la obligatoriedad de su uso podría beneficiar su adopción a largo plazo, al reducir la resistencia social y las críticas a su implementación forzada. A pesar de los obstáculos, Bitcoin ha traído beneficios, como un incremento del 8% en el turismo y el fortalecimiento de iniciativas locales como Bitcoin Beach.
Un futuro incierto
El Salvador se encuentra en una encrucijada. Por un lado, la criptomoneda sigue siendo promovida por el gobierno como una herramienta de desarrollo y atracción de inversiones. Por otro, la presión financiera y la baja adopción entre los ciudadanos generan dudas sobre su viabilidad como motor económico.
Para Murphy y otros entusiastas, la clave no está en el marco legal, sino en la capacidad de la comunidad para adaptarse y fomentar el uso de Bitcoin de manera orgánica. En un país que navega entre la innovación tecnológica y los desafíos económicos, el destino de Bitcoin en El Salvador aún está por definirse.