El Banco Popular de China (PBOC) activó su modo de combate. El motivo: un preocupante resurgimiento de la especulación y del comercio con criptomonedas en el país, donde estas actividades están expresamente prohibidas desde 2021. El aumento llevó al banco central a convocar una reunión de coordinación y a anunciar una ofensiva represiva más intensa.
En un comunicado publicado el sábado (29), el PBOC atribuyó la reciente movilización a los “nuevos desafíos para el control de riesgos” creados por el aumento de las actividades con criptoactivos. La institución fue enfática al reafirmar la ilegalidad de todo el sector. En la declaración, las criptomonedas son descritas como “monedas virtuales que no poseen el mismo estatus legal que la moneda fiduciaria”. De modo que, para el PBOC, cualquier negocio relacionado con ellas se caracteriza como “actividad financiera ilegal”.
El foco de la nueva ofensiva recae con fuerza sobre las stablecoins, consideradas por la autoridad monetaria como un vector de riesgo especialmente peligroso. El banco central advirtió que estas monedas digitales, respaldadas por activos como el dólar, no cumplen reglas esenciales de identificación de clientes y combate al lavado de dinero.
Según el PBOC, se han convertido en herramientas potenciales para delitos financieros, como fraudes, lavado de capitales y transferencias ilegales de fondos al exterior.
La decisión de endurecer el control no es aislada. El mes pasado, el gobernador del PBOC, Pan Gongsheng, ya había señalado la intención de perseguir la especulación doméstica y monitorear de cerca las stablecoins extranjeras. Además, la medida ocurre paralelamente a reportes de un retorno silencioso de la minería de Bitcoin en provincias chinas con energía barata.
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Un país, dos enfoques
Mientras China continental refuerza sus barreras, un experimento financiero de alto riesgo ocurre a pocos kilómetros, en Hong Kong. La Región Administrativa Especial cuenta con un sistema jurídico y financiero semiautónomo y adoptó una estrategia radicalmente opuesta: la regulación, no la prohibición.
Desde 2022, Hong Kong trabaja para consolidarse como un hub global de criptoactivos. Así, ha implementado un marco regulatorio amplio para exchanges y, más recientemente, para emisores de stablecoins. La autoridad financiera local (HKMA) ya otorgó licencias a grandes exchanges y está finalizando un régimen de licencias obligatorio para quienes deseen emitir stablecoins en el mercado local.
La lógica es atraer negocios legítimos, capital e innovación, llevando las actividades a la luz bajo un estricto escrutinio de cumplimiento normativo, verificación de identidad (KYC) y normas contra el lavado de dinero (AML). De esta forma, la región busca fomentar el ecosistema mientras intenta aislar los riesgos sistémicos que preocupan al PBOC.

