OpenSea decidió cambiar las reglas del juego. Para evitar la quiebra, abandonó el negocio exclusivo de NFT y se centró en negociar criptomonedas de todo tipo. El colapso del mercado del arte digital obligó a la plataforma a reinventarse, bajo el riesgo de desaparecer tal como se la conoce hoy.
La caída drástica de las ventas de NFT derrumbó los ingresos y la confianza. De USD 125 millones mensuales en su punto máximo, la facturación se desplomó a solo USD 3 millones por mes, presionando al extremo la operación. El modelo tradicional —vender, exhibir y especular con arte digital— pasó de moda. Por eso, OpenSea decidió cambiar de nivel y diversificar su portafolio.
El equipo lo sintió rápidamente. En una reunión con los 175 empleados, el CEO Devin Finzer anunció: la mitad sería despedida. El objetivo era claro: “ser más pequeño, más ágil y con personas que crean en el nuevo rumbo”. Incluso ofreció paquetes de salida voluntaria. Muchos aceptaron. Hoy quedan unos 60 empleados y 10 contratistas, casi todos trabajando de forma remota.
La nueva estrategia es sencilla: transformar OpenSea en una plataforma para negociar cualquier tipo de token, no solo NFT. Actualmente, opera con 22 blockchains diferentes, facilitando intercambios entre criptoactivos raros e incluso memecoins.
Y los resultados ya se reflejan en los números: solo en las dos primeras semanas de octubre de 2025, se negociaron USD 1.600 millones en criptomonedas y USD 230 millones en NFT, un volumen que superó todo el mes de mayo. La plataforma cobra cerca del 0,9 % por operación, generando USD 16 millones en ingresos en ese corto período.
OpenSea cambia
Esa transformación no fue casual. Finzer atribuye a su esposa, Yu-Chi Lyra Kuo, la idea de convertir OpenSea en una “app de trading cripto”. Kuo, inversora desde joven, concibió la integración entre distintas blockchains y los cruces de intercambio. Finzer la llama la “cofundadora silenciosa” de OpenSea 2.0.
Con este nuevo enfoque, la empresa intenta recuperar terreno en medio del auge cripto. La revalorización de monedas como Bitcoin impulsa el sector financiero digital. En contraste, los NFT siguen cayendo. Quienes apostaron únicamente por el arte digital fueron arrasados por la tendencia.
Además, su competidora Blur, que había ganado espacio ofreciendo operaciones sin comisiones ni royalties, perdió fuerza. Su volumen mensual cayó a unos USD 92 millones, lejos del pico que superó los USD 1.000 millones. Mientras tanto, OpenSea busca consolidarse dentro del ecosistema cripto como una plataforma agregadora.
Pero la transición conlleva riesgos importantes. OpenSea evita las verificaciones de identidad (KYC) porque no custodia activos directamente, lo que podría atraer la atención de los reguladores. La SEC ya investigó si la plataforma operaba como una bolsa sin licencia. Finzer niega cualquier irregularidad y asegura que empresas externas de análisis blockchain participan en los procesos de verificación.
Según Finzer, la empresa no pretende crear una aplicación fría e impersonal. Aun así, hoy la pestaña “Tokens” se parece bastante a un entorno de apuestas. Él prevé que el arte, los NFT y las criptomonedas pueden coexistir. Pero reconoce: todavía queda mucho camino por recorrer y desafíos regulatorios que afrontar.