JP Morgan Chase está avanzando en sus planes para ofrecer préstamos respaldados por criptomonedas a sus clientes, según informó el Financial Times. La iniciativa, que podría implementarse en 2026, representa un paso importante en la integración de los activos digitales dentro del sistema financiero tradicional. Sin embargo, enfrenta importantes desafíos normativos a nivel internacional, especialmente en relación con las estrictas normas de Basilea.
El banco ya venía explorando formas de incorporar criptoactivos en sus servicios. En junio, por ejemplo, Bloomberg reveló que la entidad comenzó a aceptar ETFs de criptomonedas como garantía para clientes con alto poder adquisitivo.
Ahora, el plan es ampliar esa estrategia e incluir también criptomonedas nativas como Bitcoin y Ethereum como colateral. La diferencia es clave: mientras los ETFs pueden ser tratados como acciones dentro del sistema bancario tradicional, el uso directo de criptomonedas exige estructuras de custodia más robustas y un marco jurídico especializado.
Uno de los principales obstáculos es la regulación impuesta por los Acuerdos de Basilea, que fijan los estándares internacionales de capital para los bancos. Tras la crisis financiera de 2008, Basilea III elevó significativamente los requisitos regulatorios. En 2022, el Comité de Supervisión Bancaria clasificó a las criptomonedas sin respaldo (como Bitcoin) como activos de máximo riesgo, con una ponderación del 1.250 %. En la práctica, esto obliga a los bancos a reservar casi 1 $ o 1 € en capital por cada dólar o euro expuesto, lo que encarece notablemente las operaciones con criptoactivos.
No obstante, existen matices. Si las criptomonedas se utilizan como garantía para un préstamo —en lugar de estar en la contabilidad directa del banco—, la exposición puede no estar sujeta al requisito de capital completo. Aun así, la alta volatilidad del Bitcoin, que ha llegado a caer más de un 80 % en ciclos anteriores, sigue generando preocupaciones entre los reguladores.
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JP Morgan busca captar demanda institucional
El sector financiero viene presionando por ajustes normativos. En mayo, varias asociaciones globales enviaron cartas al Comité de Basilea solicitando una revisión del tratamiento de riesgo para criptoactivos.
A la vez, ciertos avances legales en Estados Unidos podrían facilitar la iniciativa. En 2022, cambios en el Código Comercial Uniforme (UCC) permitieron reconocer legalmente a las criptomonedas como garantía válida. Sin embargo, la implementación varía según el estado. En el caso de Nueva York —sede del JP Morgan—, las modificaciones fueron aprobadas en junio y solo esperan la firma del gobernador para entrar en vigor.
Si se concreta, el proyecto del JP Morgan podría inyectar más liquidez al mercado de criptomonedas, permitiendo a los inversores acceder a capital sin tener que vender sus activos. No obstante, los costos regulatorios probablemente se reflejarán en tasas de interés más elevadas. Además, el banco deberá ampliar su infraestructura de custodia digital para reducir riesgos operativos y legales.
El sector sigue de cerca este movimiento, que podría marcar un punto de inflexión hacia una mayor adopción institucional de los criptoactivos, siempre que se logre equilibrar la seguridad financiera con la innovación. Por ahora, la viabilidad de este servicio dependerá de cómo las grandes instituciones naveguen este complejo entorno regulatorio.