Ni Estados Unidos, ni China, ni El Salvador, el mayor poseedor de Bitcoin del mundo (en porcentaje del PIB) es Bután. Según datos de la plataforma Arkham Intel, divulgados el 27 de junio, el país acumula 12.062 BTC, valorados en casi 1.3 mil millones de dólares (aproximadamente 1,2 mil millones de euros). Esta cantidad representa alrededor del 40% de todo el PIB de Bután, convirtiendo a esta pequeña nación del Himalaya en un líder global en exposición a la criptomoneda.
La gestión de los activos está a cargo de Druk Holding and Investments (DHI), el brazo comercial del gobierno butanés. Según el CEO de la entidad, Ujjwal Deep Dahal, la decisión de exponerse al Bitcoin fue natural para el país, ya que Bután posee energía hidroeléctrica abundante y de bajo costo. Este diferencial permitió al reino comenzar a minar Bitcoin desde 2020, con un impacto ambiental mínimo.
Mientras otros países debaten sobre la regulación o acumulan pequeñas reservas, Bután avanzó silenciosamente. Con una política centrada en resultados a largo plazo, el gobierno decidió integrar el Bitcoin directamente en su estrategia económica. Así, no solo minó con eficiencia, sino que también guardó una parte significativa de las ganancias.
Bután, líder en Bitcoin y criptomonedas
Actualmente, Bután supera a El Salvador y Ucrania en reservas de BTC. Solo se encuentra por detrás de Estados Unidos y China en términos de acumulación gubernamental. Esto coloca al país en una posición destacada en el escenario global de las criptomonedas.
Además de Bitcoin, el portafolio de Bután incluye poco más de 1 millón de dólares (aproximadamente 930 mil euros) en Ethereum, lo que confirma un intento de diversificar los activos digitales. Aunque pequeña, esta exposición al ETH muestra que el país sigue de cerca las tendencias del sector cripto con una atención estratégica.
Tradicionalmente conocido por valorar el Índice de Felicidad Interna Bruta, Bután ahora comienza a combinar el bienestar social con la innovación financiera. Su entrada en el mundo cripto representa una nueva visión para el futuro económico, sin abandonar los principios sostenibles que siempre han guiado al país.