La minería de criptomonedas ha llegado al ámbito geopolítico. Un ataque aéreo llevado a cabo por Estados Unidos el 21 de junio contra tres instalaciones nucleares iraníes —Fordow, Natanz e Isfahan— generó más que solo tensiones geopolíticas. En ese mismo momento, el poder de procesamiento de la red de Bitcoin cayó de 1.000 a 650 EH/s (exahashes por segundo), lo que suscitó una sospecha: ¿Irán estaría albergando minas de Bitcoin en bases nucleares subterráneas?
La hipótesis circuló rápidamente en las horas siguientes. Aunque el analista Alex Thorn, de Galaxy Research, pidió cautela y más datos para confirmar una relación directa entre el ataque y la caída en la red, varios expertos comenzaron a explorar las profundas conexiones entre la minería de criptomonedas y las estructuras ocultas del régimen iraní.
Con una economía asfixiada por sanciones internacionales, Irán ha comenzado a explorar el Bitcoin como una herramienta para acceder al dólar. La moneda digital permite convertir el exceso de energía —a menudo generada por gas natural— en activos globales, eludiendo el sistema bancario tradicional.
Sin embargo, la minería legal representa solo una fracción del total. Se estima que más de 2 GW (gigawatts) son consumidos por pools ilegales, lo que equivale al consumo de 2 millones de hogares. Muchos de estos pools operan en sótanos, fábricas abandonadas o incluso están conectados directamente a oleoductos, con generadores propios que escapan de la supervisión.
Minería de Bitcoin en Irán
Los expertos sugieren que algunos de estos pools subterráneos de Bitcoin podrían estar ubicados bajo instalaciones militares o nucleares, donde el acceso es restringido y la energía es abundante. Con control estatal y presencia militar, estos lugares ofrecen infraestructura estable y protección contra inspecciones externas.
La caída en la capacidad de procesamiento de la red global de Bitcoin, coincidente con los ataques, podría indicar que algunas de estas bases albergaban equipos de minería que fueron dañados o desconectados. El impacto también podría haber surgido debido a un efecto en cascada en el frágil sistema eléctrico del país.
Durante el verano, Irán enfrenta graves crisis de energía, con apagones frecuentes en hospitales y escuelas. A pesar de esto, las instalaciones vinculadas a la Guardia Revolucionaria Islámica continúan operando pools de Bitcoin las 24 horas del día. Cada unidad de Bitcoin extraída consume suficiente energía para abastecer a 35.000 hogares durante un día.
Un exfuncionario del Ministerio de Energía afirmó que los militares usan gas natural para generar electricidad exclusivamente para la minería, a menudo desviando energía de regiones enteras. En 2024, 27 provincias declararon una emergencia energética, mientras que las bases militares mantenían operaciones normales.
Descontrol amenaza la estabilidad de la red de Bitcoin
Así, la oscilación de junio revela cómo el Bitcoin ya está involucrado en la geopolítica. La dependencia de la red de fuentes concentradas de minería la vuelve vulnerable a acciones militares o políticas. En el caso de Irán, el Bitcoin se ha convertido en una herramienta económica y un riesgo nacional.
A pesar de que el gobierno intenta regular el sector, las altas tarifas y la burocracia empujan a los mineros hacia la ilegalidad. La falta de transparencia permite a grupos vinculados al poder militar monopolicen recursos y operen con impunidad.
