Además, las blockchains públicas, aunque lleven este nombre, ofrecen un mayor grado de privacidad. Cualquier persona puede verificar y auditar las transacciones ejecutadas en la red en tiempo real. Sin embargo, no se mencionan datos personales ni nombres de los involucrados en las transacciones, ya que los autores no son identificados.
Por último, las personas que ejecutan nodos en blockchains públicas también gozan de anonimato. Estos nodos suelen estar distribuidos por todo el mundo, lo que aumenta la descentralización y seguridad de la red. Al no haber un individuo o empresa que controle la red, se garantiza su seguridad y transparencia.
Debido a esta descentralización, las blockchains públicas no requieren confianza en gobiernos, empresas u otras autoridades. Por esta razón, siempre tendrán una criptomoneda vinculada a ellas, que actúa como incentivo económico para que la red se comporte de manera honesta. Algunos ejemplos de blockchains públicas son:
- Bitcoin;
- Ethereum;
- Litecoin;
- Monero;
- Zcash.
Blockchain privada (permissionada)
El concepto de blockchain privada fue desarrollado en el ámbito empresarial. Las empresas comenzaron a ver el potencial de la tecnología blockchain, pero también detectaron fallos y/o desconfianza en el modelo descentralizado. Además, la transparencia y descentralización de las blockchains públicas no resultan atractivas para todos los sectores.
Imaginemos, por ejemplo, el sector bancario. El uso de una blockchain pública y 100% auditable por cualquier persona podría exponer muchos datos de manera libre. Esto impediría que la empresa protegiera información sensible o cumpliera con normas de compliance, entre otras dificultades.
Por esta razón, las empresas decidieron crear sus propias redes blockchain. Estas se gestionan bajo reglas privadas y tienen acceso restringido, generalmente autorizado mediante una contraseña u otro mecanismo de verificación. Además, al depender de la confianza en un tercero (empresa o gobierno), estas blockchains generalmente no tienen criptomonedas asociadas a ellas.
Las transacciones realizadas en una blockchain privada se llevan a cabo entre sus miembros (P2P). Están vinculadas con nombres e identidades, lo que permite saber quién hizo qué. Sin embargo, solo las personas que trabajan en la empresa que coordina la red pueden ver y auditar el proceso. Las reglas de uso, responsabilidades y posibles sanciones se definen de manera centralizada.
Las blockchains privadas suelen utilizarse para controlar procesos y productos internos o para ventas externas. Una gran empresa de alimentos puede usar blockchain para rastrear y certificar el origen de la carne. Un puerto o una empresa de transporte de carga puede rastrear un producto determinado y verificar su autenticidad desde el origen, y así sucesivamente.
Al igual que en las blockchains públicas, las privadas tienen registros únicos e inmutables. De esta manera, la falsificación o manipulación de los datos en la plataforma es prácticamente imposible. Las empresas garantizan que los procesos estarán bien documentados y ejecutados, mientras que el cliente tiene la garantía de la procedencia del producto o servicio recibido. Algunos ejemplos de blockchains privadas son:
- Hyperledger (IBM);
- TradeLens;
- Corda (consorcio R3).
Blockchain híbrida
Finalmente, tenemos la blockchain híbrida, que, como su nombre indica, es una mezcla de los tipos anteriores. Estas redes tienen características presentes tanto en blockchains públicas como privadas. Por ejemplo, combinan modelos de privacidad parcial e incluso utilizan tokens propios, similares a las criptomonedas.
De esta forma, las blockchains híbridas pueden dejar algunos datos abiertos y transparentes. Sin embargo, el acceso a esos datos estaría restringido solo a quienes tengan permiso para operarlos. Para ello, sería necesaria una autorización proporcionada por la empresa o consorcio que gestiona la herramienta.
Otra cuestión es que estas redes podrían utilizar tokens, a diferencia de las blockchains privadas. Estos tokens serían utilizados para cumplir alguna función específica dentro de la red, como autenticar documentos, transferir valores, etc. Todo el proceso de emisión, uso y control de los tokens estaría a cargo de los emisores, lo que difiere de las criptomonedas descentralizadas. Algunos ejemplos de blockchains híbridas son:
- XRP Ledger (Ripple);
- XinFin.
¿Red pública o privada: cuál es la mejor?
Esta pregunta es inevitable: al fin y al cabo, ¿cuál es el mejor tipo de blockchain que existe? ¿Y las blockchains híbridas también serían una opción viable? La respuesta es: depende de cómo se vaya a utilizar.
Las blockchains públicas están abiertas para cualquier persona que desee usar o auditar la red. Nadie está obligado a revelar su identidad, pero ofrecen una gran transparencia. Además, su descentralización proporciona una capa adicional de seguridad. Por ello, son ideales para aplicaciones que requieren anonimato y no pueden depender de terceros confiables.
Por otro lado, estas redes enfrentan dificultades de escalabilidad, es decir, no pueden soportar un gran número de transacciones. En este sentido, las blockchains privadas tienen la ventaja, ya que pueden manejar mayor capacidad. Sin embargo, pierden en cuanto a descentralización, lo que puede generar fallos de seguridad y vulnerabilidad a ataques.
Independientemente del tipo de blockchain, la tecnología tiene un gran potencial de crecimiento. La consultora Gartner estima que la blockchain podría añadir hasta 17 billones de reales en valor para los negocios hacia 2030. Por lo tanto, incluso si solo se alcanza una parte de este valor, la blockchain promete revolucionar —y enriquecer— muchos sectores.