En una conferencia de prensa celebrada el pasado 3 de octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) renovó su llamado a El Salvador para que reevalúe sus políticas en torno al Bitcoin. Desde que el país centroamericano adoptó la criptomoneda como moneda de curso legal en 2021, el FMI ha expresado reiteradas preocupaciones sobre los riesgos potenciales que esto podría acarrear para la estabilidad financiera y el marco regulatorio del país.
Julie Kozack, directora del departamento de comunicaciones del FMI, afirmó que la entidad recomienda una “reducción del alcance de la Ley Bitcoin, fortaleciendo la supervisión del ecosistema y limitando la exposición del sector público a esta criptomoneda”. Sin embargo, no especificó detalles sobre los cambios exactos que el organismo considera necesarios.
El FMI ha mantenido una postura crítica frente a la adopción de Bitcoin por parte de El Salvador, y su reciente solicitud de revisión se produce en un contexto de crecimiento económico moderado en el país. Con una tasa de crecimiento anual del PIB del 3% y préstamos pendientes que alcanzan los USD 144 millones, el organismo internacional insiste en que la integración de la criptomoneda podría desestabilizar la economía salvadoreña a largo plazo si no se implementan controles adicionales.
En agosto de 2024, el FMI ya había planteado preocupaciones similares, aunque reconoció que muchos de los riesgos anticipados “aún no se han materializado”. No obstante, el Fondo sigue impulsando un alejamiento de las criptomonedas no controladas por el Estado y, en paralelo, promueve las monedas digitales emitidas por bancos centrales (CBDC) como una alternativa más segura y controlable.
A pesar de su oposición a Bitcoin, el FMI apoya activamente el desarrollo de las CBDC. En septiembre de 2024, la entidad presentó su marco “REDI”, una guía que busca ayudar a los bancos centrales en la regulación, educación, diseño e incentivos necesarios para implementar estas monedas digitales. El objetivo, según el FMI, es asegurar que las CBDC se integren de manera efectiva en las economías globales, brindando estabilidad financiera y confianza en los sistemas monetarios.
La postura del FMI refleja una clara preferencia por las soluciones controladas por el Estado, como las CBDC, frente a las criptomonedas descentralizadas como Bitcoin. Aunque El Salvador sigue comprometido con su proyecto de adopción de Bitcoin, las presiones internacionales para reconsiderar este camino continúan intensificándose.
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