Un nuevo informe de BioCatch, publicado el pasado miércoles 25, revela un incremento alarmante del 113% en el uso de malware para cometer fraudes bancarios digitales en América Latina en solo un año. Esta ola de delitos ha causado pérdidas que ascienden a cientos de millones de dólares, destacando la rápida evolución de los delincuentes que se adaptan a las defensas de los bancos.
La situación ha llevado a países como Chile y Colombia a implementar regulaciones que obligan a los bancos a reembolsar a las víctimas de fraudes. Brasil y México también están considerando legislar en esta dirección, subrayando la urgencia de acciones que protejan a los usuarios en medio de un contexto cada vez más peligroso.
Tom Peacock, Director de Inteligencia Global de Fraude de BioCatch, advirtió sobre la magnitud del problema. “Lo sorprendente no es solo el aumento de casos de fraude, sino el volumen de estos picos. En enero, los casos aumentaron drásticamente, disminuyeron gradualmente a medida que los bancos detectaron y cerraron estos ataques, y luego volvieron a dispararse en junio”, explicó Peacock.
El informe titulado «2024 Digital Banking Fraud Trends in Latin America» también señala que los casos de fraude bancario digital crecieron un 32% en la primera mitad de 2024 en comparación con el mismo período de 2023. Jorge Aguilar Pérez, vicepresidente de BioCatch LATAM, destacó la creciente sofisticación de los fraudes en la región.
“Recibir llamadas, mensajes y correos electrónicos sospechosos es ahora una norma. A pesar de que somos conscientes de estos ataques, la innovación constante de los estafadores nos lleva a compartir información personal y financiera, facilitando su trabajo”, manifestó.
Entre las conclusiones del informe, destaca el troyano Grandoreiro, un malware bancario que continúa causando estragos. En el último año, este software malicioso ha atacado a más de 1,500 instituciones financieras, con más del 20% de los objetivos ubicados en América Latina. Además, a pesar de la creciente conciencia sobre los ataques de ingeniería social, BioCatch ha registrado una considerable cantidad de apropiaciones de cuentas en países donde la regulación es más débil.
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